Muchos centros escolares realizan intercambios con centros de otros países.
Estas vivencias con alumnos de edades similares pero de culturas o costumbres diferentes, amplía el horizonte de los adolescentes y les ayuda a madurar.
Durante una semana un grupo de alumnos del centro español viaja al centro extranjero para participar en la vida escolar de su homólogo que consiste en asistir a clase, vivir en casa de un alumno y realizar actividades de descubrimiento de la zona.
Posteriormente el centro extranjero hace lo mismo en España.